La utilización de fajas reductoras es bastante amplia en nuestros días, debido a sus efectos inmediatos en el cuerpo. Muchas personas se acostumbran a estos y les gusta lucir esbeltas en todo momento, no obstante, a algunas les asalta la pregunta acerca de qué tan segura es usarlas todo el tiempo. Ciertamente, pueden tener ciertos efectos, aunque esto depende de una compra adecuada.
El pasado de las fajas y sus efectos en el cuerpo
Las fajas reductoras son una opción ideal para estilizar la figura desde tiempos remotos, siendo más específicos, desde el Renacimiento en Europa, donde las mujeres de la clase aristócrata usaban esta prenda (conocida como corsé) para conseguir una cintura de avispa y un cuerpo con forma de reloj arena. En Francia, en la época en que gobernó Luis XIV, se volvieron un elemento básico en el armario de muchas mujeres, pues realzaba los pechos y hacía que lucieran más sensuales.
La colocación de estos prototipos de fajas reductoras cuyo diseño era muy rudimentario y con una planeación que no consideraba la salud corporal, era muy complicada, por lo que se requería de otras personas (servidumbre principalmente), ya que, además del corpiño, era necesario anudar el encordado para que quedarán ceñidas por detrás y por delante.
Con el tiempo, el corsé se volvió una prenda básica tanto para mujeres de clase alta como de la clase trabajadora, no obstante, en el siglo XIX comenzaron las discusiones acerca de qué tan perjudicial era para la mujer. Muchos médicos incluso asociaban esta prenda a varias enfermedades respiratorias, abortos espontáneos, deformaciones en las costillas, daños en órganos internos, defectos de nacimiento, entre otros. Igual había médicos moderados que los aprobaban con la condición de que fueran menos rígidos y tuvieran una función de soporte para el cuerpo.
Ya entrando al siglo XX, la imagen que se tenía de las fajas era negativa, por lo que su utilización decayó notablemente. No fue sino hasta los años 80 en que volvió a aparecer, gracias a celebridades como Madonna. Este resurgimiento hizo que muchos diseñadores crearán las fajas reductoras que hoy conocemos, con la capacidad de moldear la cintura y con telas más adecuadas, así como diseños más amigables con el cuerpo. No obstante, sigue la interrogante acerca de sus efectos, principalmente si se usan continuamente y durante tiempos prolongados.
¿Cuál es el tiempo límite en que debe usar una faja reductora?
Afortunadamente, ya hay muchas investigaciones al respecto y una respuesta confiable nos la proporciona una de las entidades sin ánimo de lucro más confiables en cuanto a la práctica clínica, la educación y la investigación en EE.UU.: Mayo Clinic. Advierte acerca de sus beneficios, no obstante, menciona que es importante su uso moderado.
Señala que, si bien las fajas colombianas son menos restrictivas que un corsé y que integran más estilos y materiales, aún hay problemas relacionados con su utilización. El principal problema es la incomodidad que causan, lo que es más notable cuando una persona se obstina en colocarse una faja de una talla más pequeña de la necesaria y la utiliza con mucha frecuencia y durante largos periodos.
Mayo Clinic señala que, si bien no hay efectos tan graves como los que se asocian al uso del corsé, si pueden ocurrir algunos durante usos prolongados, por ejemplo, venas varicosas, entumecimiento o dolores en el muslo, abotargamiento, flatulencia y reflujo ácido, sarpullido y, en el peor de los casos, infecciones, lo que se debe a la generación constante de sudor y la captación de la humedad por parte de ciertas telas.
Igualmente, menciona algo que causará alivio a muchos usuarios de fajas en Monterrey: si se usan con fines de estilización y en una talla adecuada, asimismo, durante periodos limitados, los riesgos son bajos. La institución recomienda probar con varias opciones para corroborar cuál es la que le causa mayor comodidad al usuario y le permite moverse con libertad para que el organismo no se resienta.
Para que no resulten incómodas y proporcionen los resultados esperados, es importante que no esté ni muy suelta ni muy ajustada. Sin embargo, el aspecto más relevante es el tiempo de utilización, ya que no debe dormirse con ellas o permanecer con ella todo el día. Hay algunos casos en los que esto está permitido, por ejemplo, tras cirugías como la abdominoplastia, ya que facilitan el proceso de recuperación, aunque es necesario usar fajas post operatorias, que son diferentes a las fajas de reducción.
Quienes se han realizado este tipo de procedimientos pueden usar las fajas durante algunos meses (entre dos y tres) para que la piel no quede colgada y se obtenga una mayor firmeza y disminución de volumen de la zona intervenida. De hecho, el cirujano recomienda esto, aunque es importante adquirir un ejemplar adecuado con un proveedor confiable.
En el caso de las fajas de reducción, lo recomendable es que se utilicen entre cuatro y seis horas y, si no causa molestias, entre ocho y diez horas. Consideren que estas prendas no hacen magia, por lo que, si desean no solo modelar temporalmente, sino hacerlo de forma definitiva, conviene acompañar su uso con ejercicio físico y una dieta equilibrada.
En Fajas Galess encontrarán las mejores prendas reductoras a precios competitivos. Estas se elaboran sobre medida, aunque es importante acudir a nuestras sucursales para que una asesora analice su caso, levante el pedido y les notifique cuando la faja esté lista. Contamos con un amplio catálogo, por lo que encontrarán la que se adecúe a sus preferencias y necesidades. Pidan más información al (33) 3643 8880 y (33) 1200 6666.